La verdadera misión del maestro


Cuando hace veinte años empecé mis estudios profesionales los diagnósticos de dificultades de aprendizaje, se basaban en la escuela chilena de Luis Bravo que hablaba de lesión cerebral mínima.

Años más tarde entraron en boga los niños ADD y medicación con ritalina. Con sorpresa veía pasar por mi consulta muchos niños diagnosticados con estos trastornos neurológicos, por parientes, profesoras y vecinos. Me he encontrado ya con estos niños convertidos en adultos fieles al consumo de químicos adictos ahora al litio, prozac, etc.

Luego vinieron los niños índigo y de cristal, rótulos de corte Pestalozzi y Montessori.

Yo muy joven y todavía sin entrenamiento en terapia sistémica, además con una gran intuición asumí que era preferible que se considere a un niño algo místico y etereo y a ser medicado, y por ello me quedé con el rótulo.

De lo que me he podido dar cuenta en estas dos décadas, es que solamente la buena intención, para asistir a estas personas, no sirve.

Debemos estar preparados en conocimientos técnicos tanto para confrontar la crisis que implica tener un niño con dificultades, como para saber distinguir de qué tipo de dificultad se trata.

El sentirse escuchado y comprendido en forma incondicional, creará confianza en esta familia y ayudará el momento de que vean sus recursos internos para salir adelante.


EL VERDADERO RETO

Actualmente se entrena a los maestros a estar listos al desafío de enseñar a este grupo de seres humanos, a través del uso de las tan mencionadas inteligencias múltiples (Gardner) y los canales sensoriales (Programación Neuro Lingüística). Y sobre todo, ser agentes de buen trato y constructores de auto estima, esta teoría se enfoca en que una dificultad podría ser “síntoma” de una relación disfuncional y por efecto sistémico, si empezamos a bien tratar a estos niños y proveerles de herramientas para efectuar logros sobretodo emocionales, conseguirán talvez creer lo suficiente en ellos mismos y salir adelante.

Todos unidos

En el primer punto el maestro debe estar listo para acompañar a la familia cuyo niño o niña tenga dificultades con una postura real de NO juzgamiento. El sentirse escuchado y comprendido en forma incondicional, creará confianza en esta familia y los ayudará ha salir adelante.