Ojo con el AFI

 
El Ministerio de Educación ha planteado aumentar de 27.500 a 31 mil el conjunto de estudiantes que acrediten para AFI e incrementar el fondo de recursos en cerca de un 9%.  Asimismo, se ha propuesto que el ranking para seleccionar a los alumnos que generan el beneficio se componga de   80 por ciento de puntaje  promedio PSU y 20% respecto a la posición relativa del estudiante en su desempeño escolar.
 
De acuerdo a las simulaciones difundidas por la prensa, estos cambios implicarían que todos los tipos de  instituciones (grupos de interés) verían incrementados sus recursos de AFI y que el ranking de estudiantes tendría una proporción levemente más alta de estudiantes provenientes de colegios municipales. Así las cosas, es muy probable que esta medida se apruebe sin mayor discusión.
 
Sin embargo, creo que es importante preguntarse cuál es el objetivo del AFI. ¿Por qué el Estado debe pagarle a las universidades un incentivo por reclutar a los estudiantes más competentes, cualquiera sea la medida que se ocupe?
 
Los alumnos de mayor desempeño son más fáciles de educar, en tanto presentan combinaciones de inteligencia y esfuerzo que aumentan las probabilidades de poder estudiar una carrera completa con buenos resultados. Adicionalmente, dada la segregación del sistema escolar nacional, el mayor desempeño también está relacionado con mayores niveles socioeconómicos de las familias y un mayor desarrollo de habilidades generales. Estos estudiantes son más atractivos para las buenas universidades porque les permiten mantener el liderazgo en la formación de profesionales sin mayores innovaciones y son preferidos sin necesidad de incentivos. Por otra parte, las universidades del Consejo de Rectores siempre han considerado como parte del criterio de selección las notas del colegio, lo que equivale a una medida bastante cercana a la posición relativa de las notas dentro del curso.
 
El problema se genera cuando los estudiantes más competentes no cuentan con los recursos para pagar los altos aranceles de las mejores universidades, problema que se debe abordar con mayores y mejores condiciones de financiamiento para los alumnos. El AFI que le llega a las universidades no tiene ninguna relación con los apoyos económicos que puedan recibir los estudiantes.
 
En educación escolar, los aportes focalizados del Estado a las instituciones siguen una lógica muy distinta. La Subvención Escolar Preferencial (SEP) permite un financiamiento adicional importante para los colegios que educan a los niños más vulnerables del país, sobre la base de un compromiso de mejoramiento de resultados. Este mecanismo reconoce el mayor costo relativo de educar a la población más vulnerable y le permite a los colegios poder implementar planes de mejoramiento educativo para que todos los estudiantes alcancen los estándares de aprendizaje.  
 
Si el Estado va a entregar recursos diferenciados a las universidades, institutos profesionales  y centros de formación técnica, una opción más interesante sería potenciar las carreras que hagan un esfuerzo real por reclutar estudiantes que no tuvieron la oportunidad de acceder a una buena educación escolar, y sean capaces de convertirlos en profesionales y técnicos de alto desempeño.  Esto implicaría entregar incentivos a los programas que cuentan con docentes, equipos de apoyo y procesos especializados en fomentar habilidades generales y potenciar procesos de aprendizaje en alta sintonía con el mercado laboral, agregando valor a la formación de las personas.
 
Probablemente este sea el mayor desafío de la educación superior mientras se mantengan los bajos resultados en educación escolar. Un AFI por lograr resultados con los estudiantes que han tenido menos oportunidades, estaría más cerca de lo que yo entiendo por nivelar la cancha.