China: Cómo funciona uno de los sistemas educativos más competitivos del mundo


Es que la competencia por acceder al sistema de educación superior en China es tan ardua que se inicia incluso cuando los pequeños ni siquiera saben leer o escribir.

La razón es simple: un título profesional obtenido en una institución de prestigio les asegura un puesto de trabajo en el aparato estatal o en las empresas multinacionales, los más cotizados. Y con ello, estabilidad laboral por muchos años y varios ceros de diferencia en su salario mensual.

"Desde que entras a primero básico los padres te preparan para entrar a la universidad", dice Lee (26), estudiante de Ingeniería Civil Industrial en la Universidad de Chile.

Desde las 8 de la mañana y hasta las 6 de la tarde, ese es el régimen de estudio de las escuelas chinas. De ahí, la gran mayoría se va a clases particulares hasta las 9 de la noche, en la que refuerzan las materias más complejas. Algo similar a lo que ocurre en Japón, otro de los sistemas educativos de alta competitividad.

Para pasar de enseñanza básica -que se extiende por seis años- al nivel intermedio (equivalente a séptimo y octavo básico) deben rendir una prueba a nivel comunal, tipo PSU, y luego son ubicados por puntaje: los mejores son asignados en las mejores escuelas.

Y para acceder a secundaria, la misma prueba, pero de carácter regional, y los mejores se instalan de nuevo en los colegios de elite. Para la universidad, la prueba es nacional y los cupos a las universidades se reparten tras una feroz competencia.

A tanto llega esta lucha, que los padres recurren incluso a enviar a sus hijos a escuelas extranjeras para que adquieran un baño cultural y de idioma que los hace más valorados en el mercado laboral chino.

Es lo que sucedió con Lee. Llegó a vivir con unos tíos a Chile y a cursar su octavo básico en el colegio Pedro de Valdivia. Allí se dio cuenta que la materia que él sabía en matemática correspondía a lo que acá se enseña en cuarto medio. "Este sistema escolar es un paraíso para los niños", opina.

DEPRESION Y SUICIDIO
Con 85 millones de estudiantes en secundaria, la cosa no es fácil. Los niveles de depresión y suicidio adolescente son altos: siete por cada 100 mil jóvenes, cifra algo inferior a la tasa japonesa de 13 por cada 100 mil.

La competencia es tal, que incluso en las escuelas consideradas de excelencia se separa a los niños entre los de buen y mal rendimiento. Entre los mejores, no existe compañerismo y apenas se dirigen la palabra, recuerda Lee, quien pasó por esas aulas.

Las universidades más cotizadas son las de Taiwán y Pekín, y las áreas más demandadas son Derecho, Medicina, pero sobre todo Ingeniería y las carreras del área tecnológica e informática.

El sistema de educación superior está formado por casi dos mil instituciones -678 de ellas universidades y el resto institutos profesionales-, con más de 20 millones de estudiantes, lo que significa un 16% de la población joven de ese país. Cada año, más de 10 millones de estudiantes rinden un símil de la PSU y sólo la mitad es aceptado en algún centro.

Entre las cosas que extraña de la educación china, Lee menciona la manera en que está organizada. El currículum es el mismo para todos y nunca queda un libro pendiente al final del semestre.

Sin embargo, la feroz competencia de este sistema y el llevar 12 años acá le hacen pensar en quedarse a vivir en Chile. "No sé si podría acostumbrarme al sistema chino de nuevo", dice.