El ingeniero que abandonó su carrera para ser el mejor profesor de matemáticas


De eso han pasado cinco años y hoy, David dedica todo su tiempo a su pasión. Partió haciendo clases cuando estudiaba su enseñanza media en el Instituto Nacional, con tutorías a sus compañeros. Luego fue contratado por el preuniversitario del colegio y actualmente divide su tiempo entre clases particulares, un taller de razonamiento matemático en la Universidad Católica y preparando equipos de colegios para que compitan en olimpiadas del ramo.

Y en eso es todo un rockstar. Sus videos con explicaciones y ejercicios están en YouTube y tienen hasta 20 mil visitas. Su taller para escolares en la UC tiene copados los 123 cupos. El dato se corrió de boca en boca y las vacantes, que inicialmente se calcularon en 50 como máximo, tuvieron que duplicarse. Además, sus guías con ejercicios se pasan de mano en mano entre los alumnos de Ingeniería y se pueden pedir, tal como quien solicita un libro, en varias fotocopiadoras de los alrededores de Beauchef.

¿La razón de tanto éxito? Creó un sistema que encadena los ejercicios, desde el más simple hasta el más complejo, para que los alumnos no se pierdan con los conceptos. Sus estudiantes lo admiran y él se mueve con soltura explicando áridas materias. Quienes lo conocen coinciden en que es un muy buen profesor, pero nunca ha estudiado Pedagogía.

Es viernes en la tarde y 120 alumnos de segundo y tercero medio de distintos colegios de Santiago se reúnen en una sala de la Facultad de Matemáticas de la UC. Painequeo escribe un ejercicio en el que los alumnos deben descubrir un triángulo isósceles oculto en una figura. El silencio es completo. El profesor hace preguntas, felicita, gesticula, dibuja. Después de unos 10 minutos, una alumna descubre la solución al problema y se gana un libro. "En cada clase hay premios", dice Hernán Iriarte, estudiante del colegio Alicante del Sol, de Puente Alto. "Me gusta venir porque acá se aplica todo lo que los profesores sólo explican como materia". Mientras la clase se desarrolla, parece un programa de televisión: Painequeo sabe manejar el suspenso, presentar los ejercicios de manera desafiante e, incluso, hacer bromas. "Aprendí a ser profesor practicando. En la primera clase que di en mi vida nadie me entendió, pero fui ensayando formas hasta que llegué a mi método actual". Por eso, cree que un profesor motivado es clave. "Si no te gusta lo que enseñas, se refleja en los resultados de tus alumnos", dice.

La historia de David podría calificarse como una rareza. Sobre todo, considerando un estudio de la Universidad Católica, conducido por la investigadora Pierina Zanocco, que indagó entre cerca de 400 estudiantes de Pedagogía en Matemáticas sobre su motivación y preparación en la disciplina que impartirán. Al 51% de los futuros docentes no les gusta la matemática y el 42% declaró que le resulta difícil aprenderla.

Influencias

En el ambiente de las olimpiadas de matemáticas, Painequeo es un viejo conocido. Esto, porque ha preparado equipos que habitualmente obtienen premios. Hoy trabaja en el colegio Sagrados Corazones, en el Liceo 7 de Providencia y en el Seminario Menor.

Pero a David no siempre le gustaron las matemáticas. "Yo era de los más malos de mi curso, pero en el Nacional tuve dos profesores, Domingo Almendras y Luis Arancibia, que me hicieron descubrir el gusto por las matemáticas". Historia que se repite con sus alumnos. "Me gusta venir porque no eres el mejor, los primeros días dábamos bote, pero ahora estamos entendiendo", dice Esteban Vergara, uno de los escolares que prefirió estudiar matemáticas los viernes por la tarde.