Mineduc reconoce baja calidad de educación preescolar y prepara reformas


Entre las propuestas están focalizar la cobertura en aquellos lugares donde ésta aún es insuficiente, determinar cuánto cuesta entregar una educación de calidad y coordinar el trabajo de los organismos que en la actualidad entregan el servicio y que hoy actúan cada uno por su cuenta: los colegios que ofrecen prekinder y kinder; Junji, que posee salas cuna y jardines en todo el país, e Integra, fundación dependiente de la primera dama y que también administra jardines y salas cuna. Los ministerios de Hacienda, Educación y Mideplan están analizando los cambios y se espera que para el 21 de mayo haya algunos anuncios.

Algunas de las ideas que se barajan y que estaría tomando fuerza en el gobierno es ampliar la cobertura (que, actualmente, es de 38%) mediante jardines infantiles no convencionales, que funcionarían medio día, en locales prestados por instituciones como iglesias o centros comunitarios y que serían dirigidos por personas capacitadas de la comunidad. Ellos podrían emular a los Centros Culturales Educativos de Infancia (Ceci), que a partir de este año dirige la Junji. Estos centros son manejados por técnicos en párvulos, más una persona capacitada y son supervisados por educadoras.

Esto último genera ciertas dudas. Dante Contreras, de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile, señala que "si se quiere instalar esta iniciativa es importante que primero se haga un piloto y se asegure que sea de calidad, porque un jardín malo puede tener efectos negativos en el desarrollo de los niños".

Ximena Ossandón, ex presidenta de la Junji, señala que este tipo de experiencias "ya no están para Chile", y que la cobertura debiera ser a horario completo, con buena infraestructura y de la misma calidad para todos.

Diagnóstico negativo

"El diagnóstico indica que la calidad de la educación es regular y tenemos que cambiar eso", dice Andrea Rolla, encargada de primera infancia del Centro de Estudios del Mineduc, citando el informe que elaboró este ministerio. Para afirmar esa tesis, éste analizó investigaciones chilenas y extranjeras que evalúan la calidad de la educación preescolar que se imparte en Chile.

Uno de ellos fue elaborado por la U. de Concepción e investigó las prácticas en salas de clases en colegios privados y públicos y en establecimientos a cargo de Junji y de Integra. Ninguno de los jardines tuvo una buena evaluación, siendo los peores aquellos colegios que dependen financieramente del Mineduc. El estudio evaluó ítems tales como el uso de libros, las actividades de aprendizaje, la disciplina en la sala y el trato de las educadoras. En promedio, los establecimientos no superaron la nota cuatro, en una escala de uno a siete. Lo peor evaluado fueron las técnicas de enseñanza y lo mejor, el trato de las educadoras con los niños.

Es más. Otro estudio, encargado por la Junji señala que no hubo diferencias en el desarrollo cognitivo de los niños, entre cero y dos años, que asistieron a sala cuna, versus quienes se quedaron en casa. Ello se explicaría por la mala calidad de la educación.

Aunque no todos piensan que el problema es la calidad. También podría ser un problema de recursos. Sin embargo, no existen estimaciones previas de cuánto dinero cuesta una educación de calidad. Por ejemplo, Integra gasta unos $ 108 mil por cada niño; Junji, $ 106 mil, mientras que el Mineduc entrega una subvención que va desde $ 35 mil a $ 71 mil. "Los sistemas públicos de educación no conversan entre ellos", señala Rolla, para explicar estas diferencias.

Una situación que podría cambiar, pues el informe ministerial señala que es necesario que Junji, Integra y el ministerio se coordinen. Más que una fusión de estas instituciones, la propuesta sería crear una especie de consejo donde las tres participen.

La compleja institucionalidad actual
Las instituciones públicas que trabajan con preescolares son tres: Junji, Integra y Mineduc. Entre las tres tienen una matrícula de casi 70 mil niños en sala cuna, la que aumenta progresivamente hasta los 185 mil en kinder.

Actualmente, Junji trabaja en un diagnóstico para saber dónde hay cupos y dónde listas de espera, además de un sistema de acompañamiento para los jardines que estén peor evaluados en las tres instituciones, cuenta Hernán Ortiz, vicepresidente de Junji.

En cuanto al sistema privado, los establecimientos no tienen obligación de rendir cuentas. Los jardines privados pueden optar a un certificado de Junji, cumpliendo ciertos parámetros, como número de educadoras por niño y de infraestructura. Pero no es obligación optar a esa acreditación. Tampoco existe tuición ministerial respecto de los contenidos, salvo los mapas de progreso -lo que deben saber los niños en cada etapa del desarrollo-, que elabora el Mineduc y que son sólo indicativos.