INICIA y PSU

 
¿Cómo interpretar estos resultados? Una posibilidad es decir que el puntaje PSU de admisión estaría prediciendo la capacidad que tendrán los estudiantes de aprender a lo largo de su carrera. En otras palabras, que las condiciones de entrada influyen de tal forma que no hay nada que pueda hacer una carrera para revertirlas.  Si esto es cierto, y así se interpretan estos resultados, la solución parece ser subir los puntajes de admisión a las carreras de educación, que es de hecho la política que ha adoptado el gobierno en la materia, con sus becas Vocación de Profesor.
 
Esta interpretación, sin embargo, es fácil de rebatir si se considera que una variable asociada al desempeño sería necesariamente la calidad de los programas de formación universitaria. Así, desde la perspectiva de la responsabilidad que le cabe a la universidad, estos resultados estarían  visibilizando que las carreras de pedagogía tienen tan bajo nivel que no logran aportar a los estudiantes, de modo de acortar la brecha de desempeño con la que ingresan. Hablamos, por cierto, de puntajes promedio, por lo que esta última afirmación es general, o bien no se puede personalizar en alguna carrera en particular.
 
Hay otro ingrediente para agregar a este debate y es una correlación claramente más alta entre los desempeños PSU y los resultados obtenidos por los estudiantes en la prueba INICIA generalista, que entre la PSU y la prueba INICIA de conocimientos pedagógicos. Dicho en castellano, hay una relación más robusta entre tener una PSU alta y saber sobre lenguaje y matemática en cuarto año de pedagogía, que entre tener una PSU alta y tener conocimientos sobre aprender y enseñar al final de la señalada carrera.  
 
Esto último merece ser analizado en detalle por varias razones, pero principalmente porque es posible que más que una relación ambas pruebas estén evaluando más o menos lo mismo. De hecho, es evidente que la PSU e INICIA derivan sus contenidos del currículum nacional vigente. En ese sentido, vale preguntarse con qué criterio habrán definido los constructores de la prueba aquellos saberes disciplinarios de la formación inicial docente: ¿cuánto más que lo saberes de Educación Media?, ¿no estaremos evaluando lo mismo en cuarto medio y en cuarto año de universidad? No es poco importante hacerse esta pregunta si se considera que de estos resultados de INICIA se alimenta un poco más la negativa visión sobre nuestros profesores.
 
Honestamente, se puede ir más lejos todavía en el cuestionamiento a los constructos evaluados por INICIA.  Por ejemplo, puesto que la prueba estaría señalando que basta con que un egresado de pedagogía tenga conocimientos  generales sobre aprender y enseñar y conocimiento sobre las disciplinas, para garantizar su buen desempeño docente. Esto último, sin embargo, es altamente debatible. Primero, porque nada indica –y así lo demuestra la investigación—que poseer un conocimiento sea equivalente a poder ponerlo en práctica. En este caso, no hay garantías de que saber cuestiones generales sobre la enseñanza, garantice que se puede enseñar en una sala de clases.
 
Por otra parte, hay vasta literatura que sostiene que lo que realmente caracteriza el saber de un profesor es su capacidad para transformar los conocimientos disciplinarios y hacerlos susceptibles de ser enseñados. Esta capacidad, a su vez, requeriría de un dominio de saberes específicos sobre la enseñanza del lenguaje, la matemática y la ciencia, en lugar de un conocimiento pedagógico general como el que evalúa INICIA.
 
Tecnicismos más tecnicismos menos, lo cierto es que hay urgencia de revisar los contenidos de esta prueba. De lo contrario, corremos el riesgo de seguir mancillando la reputación ya alicaída de nuestros profesores, sobre la base de unos datos limitados o un tanto desenfocados.