Nuevos Desafios en la Educación Universitaria


"Simplemente nos hemos abierto al mundo", dice risueño y amable Yoichiro Matsumoto, vicerrector de la Universidad de Tokio, cuando le preguntan cuál es el "secreto asiático" para que las universidades de ese continente hayan logrado escalar con fuerza en los rankings internacionales y pelear codo a codo con Europa y Estados Unidos.
Matsumoto sabe por experiencia propia que se puede competir en un mundo global.
Su universidad es, en estos momentos, la mejor de Asia en el reconocido ranking Times y ocupa el puesto 22 entre las 100 líderes mundiales. En algún momento llegó al 12, acercándose a las top clásicas, como Harvard o Cambridge.
La Universidad de Tokio no es la única de ese lado del mundo que está dando que hablar. En total hay 28 instituciones entre las mejores 200 del planeta, donde la delantera la llevan las japonesas, con once en la lista, seguidas por China, con seis, y Hong Kong, con cinco.
La arremetida asiática, según Matsumoto, no es casual, sino que responde a estrategias a largo plazo.
"Los gobiernos de cada país están apoyando la academia de forma muy decidida y han aumentado su inversión en educación superior, como es el caso de la Universidad de Pekín, la de Chinghua, la Nacional de Seúl y la Nacional de Singapur. Por supuesto el sector privado también ha contribuido a este desarrollo, y a eso se suma el deseo de la nación de mejorar, lo que incluye a los propios estudiantes", añade.
Parte de la estrategia de las universidades asiáticas es un decidido plan de internacionalización, centrado en establecer lazos con instituciones occidentales de prestigio y en crear "reputación académica".
"Se han contratado muy buenos profesores de universidades de todo el mundo. Y, además, en países como China y Corea, hay muchos investigadores graduados de buenas universidades estadounidenses que luego llevaron su experiencia y conocimiento de vuelta a sus países", dice Matsumoto.
Además, han atraído a estudiantes extranjeros y profesores anglosajones. Con esto, aparte de reclutar talentos, eliminaron la barrera del idioma.
"De hecho, en la Universidad de Tokio tenemos ocho programas de maestría y diez de doctorado en inglés, y queremos aumentar esa cifra, al igual que la dotación de profesores extranjeros, que esperamos llegue al 20%. Esto permite que cualquier estudiante se gradúe de una universidad japonesa sin saber nada de japonés", cuenta. Y afirma que esto se replica en la mayoría de las universidades del continente.
Intercambio de expertos
Un caso interesante en este aspecto es el de China, que en los últimos 20 años ha enviado a 300 mil estudiantes becados al exterior, ha recibido 200 mil y ha reclutado a 40 mil académicos e investigadores extranjeros.
"El gobierno chino está invirtiendo estratégicamente mucho dinero para que sus alumnos puedan estudiar con los mejores científicos del mundo y tener buena relación con ellos. Y esas redes en el exterior mejoran la capacidad o el poder académico de la universidad. Los lazos globales de alguna forma crean un espiral positivo que ayuda a subir en los rankings. Estos mismos mecanismos operan en Corea y en muchos otros países", añade.
Pero no sólo han sabido nutrirse de las universidades occidentales activamente, sino que también las instituciones asiáticas tienen mucho que aportar al escenario académico mundial, especialmente en lo que se refiere a tecnología de avanzada e investigación de frontera.
"Hoy el nivel industrial de países como Japón son los más avanzados del mundo. Eso, sumado a las características de personalidad de los asiáticos, se convierte en un gran potencial. Hay universidades de Francia y Alemania que se han acercado a nosotros para observar nuestro modelo y posicionarse mejor en los rankings internacionales. Eso demuestra que nos hemos convertido en referentes importantes para el mundo", sostiene Koichi Yamada, asesor senior de la U. de Tokio.
Desafío chileno
Las universidades nacionales están lejos de una participación destacada en los rankings mundiales. En la medición Times de 2009, la U. Católica fue la que ocupó el mejor puesto entre las chilenas (277), seguida por la U. de Chile (343).
A juicio de Simon Schwartzman, experto en educación superior del Instituto de Estudios del Trabajo y Sociedad de Brasil, esta realidad se replica en el resto de la región, y no cree que sea parte de las preocupaciones de estas instituciones el instalarse en el escenario mundial. "Las universidades de Latinoamérica tienden a ser muy autorreferentes", sostiene.
Andrés Bernasconi, vicerrector académico de la U. Andrés Bello, cree que aquí hay un desafío para Chile. "Al contrario de otros países pequeños, como Nueva Zelandia, Singapur o Corea, nuestras universidades no se promocionan en el extranjero. Hoy no somos parte del flujo internacional de académicos y estudiantes internacionales más allá de América Latina", dice.
Lo que mide cada ranking
No todos los rankings mundiales son iguales. Uno de los más consultados es el británico, que elabora el suplemento educativo de The Times (www.timeshighereducation.co.uk). Evalúa ítems como la proporción de alumnos por académicos, las citas en publicaciones internacionales y la presencia de docentes y alumnos extranjeros. Claro que gran parte de la ponderación final (40%) depende de la "reputación" de la institución, la que se mide a través de una encuesta a más de tres mil académicos en el mundo. Más enfocado en la investigación es el ranking de la Universidad Jiao Tong de Shanghai (www.arwu.org), donde se evalúan criterios como el número de Premios Nobel, la cantidad de artículos publicados en Science y Nature, y el impacto de los trabajos académicos registrados en los índices del Science Citation Index, entre otros.
Las top de Asia, según el ranking Times
U. de Tokio, Japón (22)
U. de Hong Kong (24)
U. de Kyoto, Japón (25)
U. Nacional de Singapur (30)
U. de Ciencia y Tecnología de Hong Kong (35)
U. de Osaka, Japón (43)
U. China de Hong Kong (46)
U. Nacional de Seúl, Corea del Sur (47)
U. de Tsinghua, China (49)
U. de Pekín, China (52)