“No hay tecnología que tenga un efecto intrínseco, todo depende del profesor”


Varios son los mitos que vino a derribar el educador belga y Phd en Ciencias de la Computación de la Universidad de Lancaster, Pierre Dillenbourg, en la conferencia titulada "Tecnología en la sala de clases para una enseñanza efectiva", organizada por el Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (CEPPE) y Enlaces, Centro de Educación y Tecnología del ministerio de Educación.

"Muchas veces la tecnología empeora la vida de los profesores", comenzó diciendo, ante el asombro y el asentimiento de parte del público asistente, que se conglomeró en el Salón de Honor de la Casa Central de la Universidad Católica.

Y es que el experto, referente obligado en temas de uso de Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs) en el Aula, es enfático en señalar que, "uno de los problemas actuales es poner demasiado énfasis en la tecnología, siendo que la meta es que los alumnos alcancen los aprendizajes".

"No existe tecnología eficaz en el aprendizaje si no está el profesor detrás. Los alumnos que simplemente permanecen sentados frente a la pantalla de un computador no aprenden nada, seguro se distraen. El profesor es quien debe preguntar y buscar que los estudiantes argumenten, reflexionen y justifiquen lo que aprendieron".

Para Dillebourg otra de las dificultades del uso de tecnología en clases, es que los profesores no se empoderan del rol que se necesita y que es absolutamente vital en la obtención de aprendizajes efectivos. "La idea de aplicar tecnología debe ir a la par con la intensión de dar un papel activo al profesor". "No hay tecnología que tenga un efecto intrínseco, todo depende del profesor".

¿Pero cuál es este rol? Pierre Dillenbourg lo resume en la función de orquestar (dirigir la orquesta), es decir, organizar, fomentar, dirigir y guiar actividades previamente diseñadas para que los estudiantes logren, a través de la argumentación, aprendizajes significativos.

"El profesor es quien dirige en tiempo real las actividades y realiza una síntesis de los argumentos (comprensión colaborativa). Es el director, el que maneja los tiempos. Por eso, es fundamental crear tecnología flexible para los maestros", recalcó.

Dos y tres son significativamente más que uno

Para Pierre Dillenbourg, nada parece justificar hoy la pregunta ¿aprendizaje individual o social (colaborativo)?. "Como profesores no estamos obligados a escoger uno de los dos aprendizajes", la pregunta que cabe, afirma, es más bien acerca de cómo poder integrar ambos aprendizajes con tecnología y profesores capacitados.

Por ejemplo, dice, "si uno como profesor logra que los alumnos se expliquen (elaborar explicaciones), argumenten (resoluciones conflictivas: argumentación/negociación/ justificación) y se autorregulen (el esfuerzo hacia un entendimiento compartido) entre ellos, se logra una comprensión compartida. Es difícil y requiere de esfuerzo por parte de los alumnos, pero nadie dijo que aprender es una experiencia fácil".

En este proceso, según el docente, el profesor debe ser quien guía y gatilla la argumentación, una argumentación que no es libre, sino estructurada. "Como maestros debemos organizar y fomentar la argumentación y la colaboración". En la práctica, esto se traduce en actividades que buscan que los alumnos relacionen textos (lean material y conecten conceptos), por medio de explicaciones entre ellos mismos, para que posteriormente, redacten las definiciones en forma conjunta.

IDEAS CLAVES

Por otra parte, Dillenbourg aclara 5 ideas claves para aplicar en el proceso y en el que todo maestro y todo uso de tecnología en el aula debe contemplar:

    * 1. El profesor debe idear un guión, es decir, diseñar la experiencia de colaboración.
    * 2. El diseño requiere jugar con las diferencias, proveer diferentes opiniones. "Generar una situación difícil a los alumnos (diversidad de opiniones) les exige poner un mayor esfuerzo en sus explicaciones y argumentaciones".
    * 3. El aprendizaje no debe ser individual o colaborativo, sino contemplar los dos en un todo.
    * 4. La tarea del profesor es transformar la experiencia en aprendizaje, guiar, poner un poco de orden. Por lo mismo dar definiciones, luego de que los estduiantes hayan hecho los ejercicios y hayan intentado comprender por sí mismos.
    * 5. El espacio de interacción es elemental. Hay que proveerlo (incluye prácticas que tienen que ver, por ejemplo, con la manera como se asiste a los alumnos con dificultades, el tiempo de espera promedio, quién tiene prioridad).

Respecto a este último, Dillenbourg pone un punto de atención en una situación común en aula: "La típica sala de clases con computadores (en filas) no sirve para nada, porque los alumnos no se hablan, no se miran. Sabemos que la forma en cómo se organizan físicamente, cómo se predisponen los elementos en un aula afecta el aprendizaje. Cuando los alumnos tienen un computador uno no ve qué hacen con ellos, no hay colaboración, porque colaboración es mirar a los ojos, cara a cara, por tanto, si queremos promover la colaboración, los alumnos tienen que mirar lo mismo", concluye.

Si la tecnología es útil se va a utilizar

"¿Los computadores son eficaces para aprender? No, la tecnología en sí misma no funciona", se pregunta y responde Pierre Dillenbourg.

"No hay razón por la cual cambiar la docencia si funciona bien. Yo le preguntaría al profesor qué es lo que no está funcionando bien, como por ejemplo, en una prueba, en qué pregunta siempre fallan los alumnos, ¿Con qué nuevo método enfrentar el capítulo de esa materia? Preguntar dónde hay una decepción con el propio desempeño docente".

Yo no diría que siempre la tecnología es la solución de los problemas. No hay que partir preguntándose por qué tecnología, sino dónde está el problema, cuál es la posible solución, para recién preguntarse si la tecnología es parte de la solución.

Yo no creo que exista temor a la tecnología. El problema no es la tecnología, sino del uso que se le da. ¿Cómo sacar a un alumno de estar frente a una pantalla?

El problema tampoco es que a los profesores no les guste la tecnología, ni creo que los mayores tengan una diferencia abismal en el uso de tecnología respecto a las generaciones más jóvenes, esa afirmación es más bien una sobre-simplificación. Cuando la tecnología es útil la van a utilizar.

No es tan cierto que los jóvenes están más familiarizados con las tecnologías que los mayores, lo que sucede es que sí es más difícil su uso en el aula. Por eso hay que diseñar tecnología que sea útil al propósito.

El verdadero obstáculo no es la tecnología como tal, ni la necesidad de programar, ni el tema de la edad (hay alumnos que también son conservadores respecto al uso de tecnología), sino qué hacer con ella.

Lo que hay que enseñarle a los profesores es a crear y hacer actividades colaborativas en la sala de clases, es decir, en la formación docente hay que contemplar cursos, por ejemplo, de aprendizaje colaborativo".

-¿Cómo lograr la orquestación?

"La mayor preocupación es que si les dan a todos los niños un tablet o computador, la vida del profesor va a ser terrible. Un tablet es peor en cuanto a atracción y distracción. Es muy loco imaginar un escenario en que los tablet sean un valor agregado. No me gusta ver a un estudiante mandando un mensaje por Skype, porque no es muy educado. En cambio, sí es válido buscar en Google los conceptos o documentos relacionados con lo que se está hablando.

Si no damos actividades junto con los dispositivos, no va a ser una experiencia agradable y si no es agradable la primera vez, no habrá una segunda oportunidad".