ERNESTO SCHIEFELBEIN, PREMIO 2009 DEL CONSEJO DE ALUMNOS DE LA UNIVERSIDAD DE HARVARD


De esta manera, la prestigiosa universidad norteamericana reconoce el rol de Schiefelbein como un influyente reformador de políticas educativas en los países en desarrollo a lo largo de su carrera.
La trayectoria profesional del galardonado profesor incluye su protagonismo en la gestión que llevó a extender la educación primaria en Chile de seis a ocho años. Además, mientras trabajaba como director regional de la Oficina de la UNESCO para América Latina y el Caribe, Schiefelbien fue una de las principales figuras en la promoción de la educación de la primera infancia y en la promoción e introducción de políticas educativas basadas en evidencias significativas.

El profesor Schiefelbein destacó los cuatro aspectos más importantes que ve en la recepción del citado premio.
“Por una parte está el haber respondido a la confianza que tuvo en mí el Prof. Rusell Davis cuando me invitó a estudiar educación en Harvard con una beca Rockefeller y luego cuando trabajamos desarrollando los primeros modelos de optimización de sistemas educativos. En segundo lugar, el haber dicho públicamente “gracias” por lo que aprendí con el Prof. Davis y todos los brillantes profesores que tuve en esa universidad cuando comenzaban a desarrollar la planificación de la educación como una nueva área de estudios. En tercer lugar está el poder mostrar a los recién graduados la importancia que tendrá para ellos (como la tuvo para mi) el mantener el contacto con las nuevas investigaciones y líneas de trabajo desarrolladas por las siguientes generaciones de profesores de Harvard. Finalmente, lo más importante es dar gracias a mi familia por haberme permitido dedicar tanto tiempo a preparar proyectos de desarrollo de la educación en unos 40 países y otras tantas investigaciones”.

A juicio del experto, uno de los principales desafíos que tiene hoy la educación chilena es “que al menos la mitad de los formadores de futuros profesores lleguen a tener la formación de nivel doctoral que asegure una capacidad de investigar y de usar la investigación pertinente. Esto significa quintuplicar el número de académicos que hoy tiene ese nivel de formación. Mientras se logra esa meta, que cada escuela asigne al primer grado a su mejor maestro para enseñar a leer (como lo han recomendado los mejores investigadores del mundo). Y, por último, crear una institución similar al Consejo del Banco Central o la Corte Suprema, para generar políticas de estado en educación, ya que en este sector los proyectos son de largo plazo y exceden el período de cada gobierno”.
Consultado acerca de cuál cree que es el principal aporte que él ha hecho a la educación en Chile, Schiefelbein destaca el “haber demostrado en dos ocasiones que es posible lograr un consenso nacional sobre lo que se debe hacer en la educación chilena. En 1967 todos aprobaron dar acceso universal a una educación básica de ocho años, textos para todos los niños y oportunidades de perfeccionamiento en servicio para los profesores. En
1994 también hubo consenso, esta vez sobre la necesidad de ofrecer una jornada escolar similar a la de países desarrollados, aumentar la remuneración anual de los maestros por esa mayor jornada, mejorar la formación de los profesores, evaluar el impacto de los textos en el rendimiento de los alumnos y mejorar la estimulación inicial de los niños. Como sólo se han puesto en práctica las dos primeras medidas, todos los niños chilenos están seis o más años en las escuelas, pero sólo la mitad logra comprender lo que “lee” en un breve texto. Eso limita la capacidad del país para competir en una economía global”.

Schiefelbein es autor de numerosos libros influyentes y cientos de artículos sobre la planificación de la educación y las finanzas, la educación y el cambio, incluyendo la mejora de la calidad de la educación primaria en América Latina y el Caribe. También ha trabajado como consultor en educación para el Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, y la Agencia Internacional de Desarrollo de EE.UU.

Durante la entrega del premio, Jay Braatz, Ed. M’93, Ed. D.’99, presidente del Consejo de Alumnos de la Universidad de Harvard, manifestó “ este año nos honra presentar el premio a los ex alumnos a Ernesto Schiefelbein, un estudioso comprometido en mejorar las oportunidades educativas, cuyo trabajo ha influido en la política de educación en los países en desarrollo en todo el mundo. Él representa el espíritu y la misión que HGSE inculca en los estudiantes. Sabemos que Ernesto va a seguir cambiando la vida de muchos niños en todo el mundo".