Director de la prueba PISA cuestiona desempeño de estudiantes chilenos de elite


Aún así, sus pares de la OCDE, con quienes comparten un sitial en el 25% de mayores ingresos del índice socioeconómico y cultural de la organización (que mide, entre otros, acceso a libros e internet y la educación de los padres), los aventajan, en promedio, en 69 puntos en matemáticas, en 44 en ciencias y 29 en lectura.

Esa es una de las principales tareas que tiene Chile por delante: mejorar la equidad y subir el techo, comentó Andreas Schleicher, director de la División de Análisis de la OCDE. "Hay escuelas con estudiantes privilegiados en términos socioeconómicos, con perfil comparable al de los países de la OCDE, que muestran resultados decepcionantes", declaró a La Tercera el encargado de la prueba Pisa.

SUPERAR LA INEQUIDAD
En efecto, Chile no sólo tiene una gran inequidad en sus resultados -hay una diferencia de rendimiento de 51% entre las escuelas, de las más altas de los países que rinden el test-, sino también los alumnos de más altos ingresos tienen resultados modestos en comparación con sus pares de la entidad. Si se comparan con el promedio de los alumnos que rinden el test, están por debajo en matemáticas (nueve puntos) y sólo se equiparan en ciencias y lectura.

Sólo uno de cada cien alumnos chilenos está en los niveles superiores de desempeño de matemáticas, mientras que en los países de la OCDE, 10 de cada 100 están en esos niveles. En ciencias, el 39% de los estudiantes está en el nivel 1 o debajo de éste y menos del 9% está en la categoría superior.

"Si Chile quiere jugar un papel importante en la economía mundial, no es suficiente parecerse al mundo en promedio, sino también tener una elite que pueda liderar los cambios", enfatiza Schleicher.

LAS RAZONES
"Pisa mide que los alumnos apliquen sus conocimientos a situaciones novedosas. Y nosotros formamos mucho en contenidos, y cuando aplicamos contextos, usamos aquellos en los que el estudiante está familiarizado", explica Ernesto Treviño, de la Facultad de Educación de la UDP.

No se trataría entonces de los contenidos -lo que se evalúa en Pisa está en el currículo chileno-, sino de lo que  llega a las aulas y de qué forma. Un ejemplo: mientras un tercio de las preguntas de Pisa son sobre interpretación de gráficos y probabilidades y el tema está en el currículo local, los profesores de octavo básico y de segundo medio señalaron, en un estudio de los investigadores del Mineduc, Raúl Gormaz y Luis Alfaro, que no pasan esta materia. "Los profesores chilenos están todavía en la lógica de hacer un ejercicio abstracto, enseñar la fórmula y luego dar de tarea 20 ejercicios iguales", explican Gormaz y Alfaro.

Sin embargo, la reforma curricular de hace ya más de una década planteaba  un enfoque en competencias, esto es, que los alumnos aprendieran a aprender y no sólo memorizaran fórmulas. ¿No ha llegado aún a las aulas chilenas? "El mejoramiento en comprensión lectora en Pisa es un indicio de que estaría funcionando. Pero nos hace falta formar profesionales que tengan orientación de competencias en ciencias y matemáticas", aclara Treviño.

Es ahí precisamente donde el tema vuelve a caer en la formación docente. "Hay un tratamiento superficial de contenidos y, además, todavía enseñamos materias no conectados a los contextos. Las universidades tenemos una responsabilidad al respecto", dice Horacio Walker, decano de Educación de la U. Diego Portales.

Por lo pronto, las facultades de Educación están trabajando en una reformulación de sus planes de estudio. "Queremos que en básica las materias sean impartidas por profesores especialistas: el profesor tiene que dominar el contenido para enseñarlo de manera adecuada", explica Cristián Cox, director de Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación de la UC.

Además, se está trabajando en una actualización del currículo a partir de 2010, de manera de adelantar algunas materias y profundizar otras y equiparar el nivel de conocimientos de los alumnos al de los países de la OCDE.