Transformando el aula con la tecnología móvil

Este  fenómeno era inevitable, dada la caída de costos de los computadores para estudiantes (netbooks y variantes), la creciente  factibilidad de implementar redes locales inalámbricas (40 ó más equipos compartiendo un router), y muy particularmente la emergencia de software educativo pertinente. El desafío entonces es hacerlo bien, creando contextos para asegurar el uso pedagógico de estas herramientas.

La verdad es que con la masificación de celulares, ya hace tiempo los docentes podrían haber  intentado hacer algo en esta línea, pero claramente las condiciones no eran del todo favorables. La conectividad (infrarroja o bluetooth) es insuficiente, y los contenidos educativos para celulares no se han desarrollado masivamente.

Así, el desembarco en Chile tomó la forma de  Laboratorios Móviles Computacionales (LMC) compuestos por un equipo computacional portátil para cada alumno en el aula, con características adecuadas para su uso en cursos de 3° Básico; y un computador portátil para el profesor. Complementa a estas herramientas un carro o soporte móvil que permite el traslado del equipamiento a las aulas; almacenaje, seguridad y carga de la batería de los equipos, y la comunicación entre los equipos a través de una red local inalámbrica.

Evidentemente, la expectativa del proyecto es que los profesores utilicen intensivamente los LMC, para  desarrollar las capacidades de lectura, escritura y manejo de las operaciones básicas de matemáticas de los niños y niñas de tercero básico. Es altamente probable que los chicos desarrollen un sinfín de otras competencias (“competencias del siglo 21” como  habilidades comunicacionales, resolución de problemas o el desarrollo de pensamiento crítico), que son transversales al currículum, y  que habrá que evaluar transcurrido algún tiempo.

El buen uso de esta tecnología requiere de profesores competentes en el uso de las nuevas tecnologías y dispuestos a revisar lo que han sido sus prácticas docentes tradicionales. Ellos no deben pretender competir con sus alumnos en destrezas digitales (en este dominio llevan todas las de perder); más bien deben  enfocar sus energías  en guiar,  acompañar, orientar a los chicos en esta aventura que inician.

Para que lo anterior ocurra, y tomando en cuenta que cada escuela tiene su propio ritmo de desarrollo e innovación, es necesario generar espacios para que los establecimientos incorporen y se apropien de los laboratorios, con grados de autonomía que permitan establecer sus propios planteamientos de acuerdo a su contexto, historia institucional y cultura organizativa. En otras palabras, el desafío de las escuelas es  integrar este equipamiento a sus planes de Informática Educativa y Planes de Mejoramiento.

La movilidad de la tecnología permite, como nunca antes, diversificar el aula, ampliar las fronteras de los espacios educativos y con ello el abanico de situaciones de aprendizaje.

La utilización de tecnología 1:1 favorece el trabajo diferenciado, entrega a los docentes herramientas para evaluar en línea los estilos y progresos de aprendizaje de los alumnos, lo que permite  a éstos últimos avanzar a su propio ritmo, con el apoyo de diferentes recursos.

Los alumnos pueden experimentar aprendizajes colaborativos con metodologías que incentivan la cooperación entre ellos para conocer, compartir, y ampliar la información que cada uno tiene sobre un tema. Son muchos los  estudios que sugieren que el logro y la retención es mayor en actividades que son organizadas colaborativamente por sobre aquéllas que privilegian una estructura individual o competitiva.  Más sobre esto en el blog de eduinnova, institución altamente especializada en este tipo de aprendizajes.

Así, la incorporación de tecnología portátil en los establecimientos escolares, dentro o fuera de la sala de clases, en manos de profesores o estudiantes, implica, más que un desafío tecnológico y de recursos, un dilema en el terreno de las metodologías, en el diseño de las actividades, el tratamiento de los contenidos, los ritmos individuales y colectivos de aprendizaje, la asignación de roles y el ejercicio de las libertades.