Nuevos planes de estudio



Al reducirse, en general, el número de años en la mayoría de las titulaciones, las reformas y adaptaciones de los planes de estudio deben seleccionar aquella formación básica del alumno que le permita el acceso a la actividad profesional y ser competitivo en Europa, dejando la formación más específica para los masters. Consecuentemente, en estos procesos debe primar el sentido común y el interés de los futuros alumnos aunque, por desgracia, no suele ser la tónica general. A veces entran en juego intereses más espurios (del profesorado, de los departamentos implicados en la docencia, etcétera), llegándose a aprobar planes de estudios irracionales, en ocasiones incluso con una mayoría de votos ridícula. Para evitar estos desatinos las universidades deberían disponer de mecanismos de control externos suficientemente objetivos que aplicaran cierta cordura donde no la haya.

En este sentido, todo nuevo plan de estudios debería nacer de un amplio consenso entre todas las partes implicadas, teniendo en cuenta la opinión de los alumnos y evitando la clásica lucha por créditos y plazas que tanto nos desprestigia. Si no lo impedimos ahora muchos planes de estudio pueden nacer heridos de muerte, corriéndose el riesgo de acabar dándole la "puntilla" a carreras que cada vez tienen menos y menos alumnos. Pensemos en nuestros futuros alumnos, y en la formación básica teórica y práctica que deseamos que adquieran.