Feliz Día, ¿para todos los niños?


Entre tanto ajetreo, no muchos recuerdan que más allá del carácter comercial de esta fecha, este día pretende crear conciencia sobre la situación de los niños y niñas de todo el mundo… y para no ir tan lejos, sobre la realidad no tan feliz que deben enfrentar muchos niños y niñas de nuestro propio país.

En Chile, aproximadamente 200 mil niños, niñas y adolescentes trabajan. De ellos, más de la mitad lo hacen en condiciones inaceptables, no cumplen la edad mínima de admisión legal al empleo (15 años), no asisten a la escuela, trabajan en la calle, de noche o por más tiempo que la jornada legalmente establecida para todos los trabajadores.

Estos niños y niñas son parte de los casi 200 millones de trabajadores entre 5 y 14 años que existen en el mundo y que jamás celebran su día, porque están ocupados –algunos hasta 14 horas diarias– en labores ligadas a la agricultura, el comercio (vendedores ambulantes, feriantes), la minería artesanal, manipulando maquinaria peligrosa o haciéndose responsables del cuidado de hermanos u otros familiares, tareas que le impiden recrearse, jugar e incluso ir a la escuela.

A pesar de los avances que países como el nuestro han experimentado en este tema -al suscribir los principales acuerdos internacionales como la Convención de los Derechos del Niño, el Convenio N°138 y el N°182 de la OIT, sobre la edad mínima de admisión al empleo y sobre las peores formas de trabajo infantil - el tema del trabajo infantil aún es un problema latente, que día a día sigue siendo clave en la perpetuación del círculo de la pobreza en que están muchas familias.

Esto, porque a pesar de que socialmente a veces se justifica el ingreso temprano de niños y niñas al mundo laboral -como una manera de conseguir ingresos extras o como un aprendizaje que puede ser útil para su futuro- la realidad es muy distinta. Muchos niños y niñas que trabajan, son explotados y están expuestos a condiciones y entornos que no son los adecuados para su edad y desarrollo, perdiendo incluso la capacidad de imaginar una realidad distinta a la cual poder aspirar.

Ante una historia que se repite una y otra vez, como sociedad, más que apuntar a “mejores condiciones” para los niños y niñas que trabajan, la clave estará en seguir avanzando en la protección de nuestros niños y niñas, velando sobre todo por sus derechos más básicos.

De la mano del compromiso formulado por el gobierno, de erradicar el trabajo infantil al bicentenario patrio (año 2010), continuamos el trabajo y mantenemos la esperanza para que cada día más niños y niñas puedan jugar, estudiar y disfrutar de una infancia como la de otros niños que este domingo sí tienen reales motivos para celebrar.



*María Jesús Silva es Coordinadora Nacional del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil de la OIT