Una respuesta a una sociedad que demanda más educación


Si bien la reciente Ley de Educación Nacional estipula esta modalidad de trabajo escolar, aún estamos en los inicios de su desarrollo e implementación.

Si de algo se trata es de no reducirla a una mera extensión horaria. Es decir, que se traduzca únicamente en más tiempo en la escuela que a la vez la acerca a una guardería.

Existe cierta tendencia a naturalizar que la suma de mayor cantidad de horas y recursos conllevan a políticas de igualación y justicia escolar.

Por el contrario, el desafío consiste en construir diseños institucionales que definan un perfil específico. Se trata de entender que niños y jóvenes requieren de un espacio educativo con más horas de aprendizaje, con otros modos de aprender y con nuevas y diversas propuestas. Requiere de una reingeniería institucional que no sólo debe contar con más recursos materiales sino al mismo tiempo con más y nuevos cargos docentes y desarrollos curriculares propios.

Para un sistema educativo en crisis, la meta propuesta en la ley es ambiciosa y demanda no sólo de mayor inversión económica sino de estudios e investigaciones rigurosas. Este complejo proceso lleva tiempo, necesita de insumos y, fundamentalmente, es necesario contextualizarlo y comprender que se estará construyendo los cimientos de otros formatos escolares. De modo tal que se debe propiciar una política educativa a largo y mediano plazo que dialogue con las desiguales realidades provinciales, escuche e incorpore sus demandas, necesidades, tome nota de los límites actuales y los tense en pos de mejorar la propuesta.