ANALISIS: Bachelet presionó aprobación de ley de Educación


El proyecto era cuestionado por una parte importante de la gobernante Concertación de Partidos por la Democracia, así como por parte de profesores y estudiantes, que realizaron masivas protestas en todo el país.

Para asegurarse el respaldo de los diputados oficialistas, Bachelet debió suscribir un acuerdo con los partidos afines para enviar otro proyecto de ley al parlamento destinado específicamente a fortalecer la educación pública, que ha sido el punto divergente en cuanto a la LGE.

Finalmente, la mayoría de los discrepantes votó a favor de la nueva norma, que reemplazará a la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE), última ley promulgada por la dictadura de Augusto Pinochet, que amplió la privatización de la educación y minimizó el rol del Estado en la enseñanza.

La elaboración del proyecto de la LGE, que había sido consensuado entre el gobierno y los dos partidos de la oposición de derecha, se votará próximamente en el senado, donde se da por segura su aprobación.

Esta iniciativa establece medidas y propuestas para avanzar en un marco específico para la educación pública, con el propósito de que la calidad y la equidad dejen de ser una aspiración y se conviertan en elementos asegurados a través de mecanismos legales.

También da prioridad a escuelas y liceos públicos, con una estructura que permita superar los problemas detectados y garantizar una educación de calidad a lo largo de todo Chile.

La mayoría de los parlamentarios considera que la LGE es un paso de avance, sobre todo porque se fortalece la institucionalidad del sector con la creación de una superintendencia de Educación, que velará por el correcto uso del presupuesto, y una agencia que evaluará la calidad de la enseñanza.

Pero, según el gobierno, el mayor logro con esta nueva legislación es la sustitución de la LOCE, visto como un símbolo de la herencia de Pinochet y su régimen.

Algo importante es que los partidos de la derecha: Unión Demócrata Independiente y Renovación Nacional, que colaboraron con el régimen militar han dado su resuelto apoyo a la LGE.

En un tema tan sensible como la educación, que tanto incide en las familias, era natural que hubiese gran debate y la mandataria ha podido avanzar en contra de los diputados y senadores que la apoyan, lo que es la primera que ocurre desde que la Concertación comenzó a gobernar hace 18 años.

En este polémico proceso se ha visto a la mandataria actuar con resuelta decisión, desarrollando una intensa actividad de persuasión y de ejercicio de autoridad presidencial para asegurar la aprobación del proyecto de LGE en la Cámara de Diputados.

Aunque las principales críticas provinieron de su organización, el Partido Socialista, la Jefa de Estado hizo valer su autoridad y recordar su responsabilidad de gobernar para todos los chilenos.

Un fracaso del acuerdo en educación no sólo afectaría la credibilidad del gobierno, sino también los restantes proyectos legislativos que son necesarios para cumplir su programa de gobierno, comentó la mandataria.

Por otro lado, con estas discrepancias con el gobierno, la Concertación vuelve a reflejar una falta de unidad, elemento importante sobre todo cuando este año son las elecciones municipales y en el 2009 las parlamentarias y presidenciales.

Bachelet ha podido sortear exitosamente este conflicto político, pero nadie puede asegurar que no se repetirán nuevas divergencias dentro del oficialismo en el futuro, mientras la oposición de derecha alimenta el sueño de poder llegar a La Moneda en el 2010, evitando que se instaure un quinto gobierno de la Concertación. (Xinhua)