El constructivismo pedagógico


Cabe mencionar, la locución representa una condensación de ideas relacionadas con la adquisición del conocimiento, es decir, integra un conjunto de visiones epistemológicas, psicológicas, educativas y socioculturales sobre el aprendizaje que derivan como resultado de investigaciones realizadas por diversidad de autores y escuelas de pensamiento.

Indudablemente, el aprendizaje es la piedra angular del proceso de construcción cognitiva, por consiguiente, es el agente responsable  de la creación de nuevas estructuras mentales en los individuos mientras que la enseñanza es la columna que soporta la combinación y organización de la materia prima en un proceso intencional de intervención que facilita   el aprendizaje.


DISTINTOS PLANOS DEL CONSTRUCTIVISMO
Visión exógena.- El alumno necesita de una estructura interna que le permita comprender, representar y operar con la información del mundo exterior y para ello se requiere de la manipulación sistemática del material didáctico.

Visión endógena.-  Sugiere identificar y considerar los procesos individuales y esquemas de pensamiento previo del alumnado con el objetivo de trabajar en la promoción de ambientes de aprendizajes adecuados para su desarrollo, particularmente en actividades de exploración, reto y descubrimiento, pretendiendo que éstos  resulten  más importantes que la enseñanza en sí.
Visión dialéctica.- Consiste en ubicar al individuo en un proceso de correspondencia con su medio social y cultural, analizando y valorando los conocimientos previos que posee, la interacción permanente que establece con el lenguaje, las creencias, la relación con compañeros, asimismo, con los docentes. En este enfoque se privilegia el trabajo colaborativo e impulsa el diseño y realización de proyectos, de igual manera, se promueve la participación de diversas asignaturas del currículo con la finalidad de intentar responder a ciertas problemáticas de la comunidad escolar y del entorno.
Es oportuno subrayar, la aplicación del constructivismo en el ambiente escolar  significa que el docente se encuentra plenamente conciente del papel que juega en el proceso  educativo, sistema en donde se desempeña como guía, no sustituto de las acciones que corresponden a las (os) alumnas (os), mismas que son indispensables para enriquecer significativamente  su aprendizaje, por ende, es deseable que los escolares construyan y expresen sus opiniones en relación a su razonamiento, de igual modo, ejerciten la formulación de hipótesis, aunque emitan juicios errados, éstos estarán trabajando en el proceso analítico, por tanto los educandos apreciarán su capacidad de pensar y compartir ideas con fluidez, no obstante, los docente deben estar atentos de la transformación formativa e intervenir prontamente al detectar que las(os) alumnas(os) no  logran cimentar sólidamente la base que sostendrá  la utilización e implicación de los conceptos que inevitablemente  necesitarán  en el futuro inmediato o mediato durante la implementación de alguna estrategia.

En México, el enfoque pedagógico constructivista data aproximadamente de 1989-2000 con el Programa para la Modernización Educativa que plantea, entre otras situaciones, la prioridad de lograr un sistema educativo de mayor calidad motivado por la interacción con el mercado mundial, el dinamismo del conocimiento y la productividad, no obstante, las innumerables bondades de la orientación  y formación constructivista difundida en la política educativa para la nación, las autoridades gubernamentales y la dependencia educativa en sus distintos niveles han sido obtusos e incompetentes para construir las condiciones ideales para el  desarrollo y aplicación de la perspectiva didáctica antes descrita, situación  que dificulta e imposibilita su total implantación en una significativa cantidad de planteles de distintos niveles educativos.

 Ciertamente, hoy en día incontables preceptores basan su metodología en el enfoque conductista, es decir, aún preexiste, subsiste y prevalece el sistema tradicional de enseñanza caracterizado por la transmisión y acumulación de conocimiento obtenidos por medio de la memorización, es decir, no se promueve la exploración, comprensión y reflexión sobre la lectura, por consiguiente, continúan imperando el curriculum oculto con sus denominados y característicos  vicios, contexto que frecuentemente obstaculiza la adquisición y progresión paulatina de la aptitud analítica  y  potencialidad crítica  del  estudiante,  empero, el problema no  se circunscribe al ámbito escolar, sino que  este tipo de prácticas son  mayormente impulsadas por madres y padres de familia “en aras” de lograr que sus descendientes consigan altas calificaciones, sin importa que sus descendientes se preocupen y ocupen en solamente trabajar su memoria a corto plazo, por la singular razón de  que las boletas se ven hermosas con altas calificaciones  -por supuesto, el escenario no es el mismo con todos los/las escolares-   al  generar el otorgamiento de cierto  “status académico”, que produce la oportunidad de posicionarlos dentro del cuadro de honor, o bien,  impulsar en la obtención de un reconocimiento al final del ciclo escolar, de igual manera, forjar la posibilidad de conseguir distinguirse como el promedio  de la generación, aunque en la realidad habitual no conserven  la “menor sapiencia”, respecto a  como emplear la” teoría adquirida”, debido a que no se ejercitaron por completo sus competencias ”, luego entonces, resultan “reprobados y reprobadas”  en las pruebas empleadas por organismos nacionales e internacionales, respectivamente, instancias que a través de sus instrumentos miden el grado de preparación formal que poseen los educandos en distintos niveles educativos, estados y diferentes países, igualmente precisan el estado  de desarrollo de habilidades en determinados grupos de personas al analizar la correspondencia  entre la edad mental/biológica y al no lograrse el cometido se inculpa totalmente al personal docente, sin reflexionar que dicha realidad es resultado de un conjunto de factores en los que interviene el sistema, los planteles educativos, la sociedad, los (as) escolares, progenitores y docentes en forma por demás “corresponsable”,  es importante recalcar en la nación existe una elevada cantidad de predecesores que se contrapone a la práctica  docente constructivista procurando a todas luces que incurra en desacato a la normatividad, leyes y reglamentos institucionales que contienen  la  política educativa del país.

Las personas que no logren identificar el enfoque constructivista impulsado en el mapa curricular nacional deben observar el tipo de  actividades que sus descendientes efectúan desde  educación preescolar hasta educación superior, absolutamente en todos los niveles y asignaturas en el presente debe  estimularse el trabajo por proyectos, mismo que es perfilado, desarrollado y perfeccionado por los educandos con el asesoramiento del titular de la materia, indudablemente, en este tipo de trabajo se pone en práctica el esfuerzo colaborativo, el conocimiento previo, la nueva información conseguida en distintas fuentes, se despliega la capacidad para discernir, coincidir y relacionar los elementos necesarios para la manufactura del producto, aunado al  ingenio y creatividad para diseñar y plantear posibles respuestas a las interrogantes propuestas para su  empresa, la orientación formativa precisa un alto grado de participación de los pares, docentes y  madres/padres de familia, sin lugar a duda, es labor en equipo que redundará en mejores resultados en el futuro al vincularse activamente “todos los agentes” participantes en el proceso.

Por último, la construcción del conocimiento requiere de un proceso de “elaboración” en que el escolar  selecciona, organiza, asimila y ajusta la información recibida por desemejantes medios y posteriormente  establece, prioriza y jerarquiza la relación entre los mismos, destacando el conocimiento que previamente los y las estudiantes poseen  al momento de iniciar su aprendizaje, quienes traen consigo una serie de conceptos, concepciones, representaciones y experiencias adquiridas en el transcurso de su vida -ambiente familiar, social y escolar- que utilizará como instrumento de lectura e interpretación para posteriormente dar origen a un nuevo modelo mental producto del incremento de nuevas construcciones y experiencias adquiridas como elemento activo y práctico del quehacer educativo