“Primavera Árabe” llega a Chile con estudiantes

La ola de protestas de la Primavera Árabe, que sacudió a Oriente Medio e influenció el movimiento de los indignados en países como España y Grecia, llegó este invierno a América Latina, con las sucesivas protestas estudiantiles en Chile. Las manifestaciones tienen la adhesión de otros sectores insatisfechos y provocaron una grave crisis en el gobierno de Sebastián Piñera.
Influenciados por esas recientes manifestaciones, los estudiantes chilenos se movilizan desde mayo en pos de una amplia reforma en el sistema educacional del país. Desde entonces, 30 universidades y más de 200 colegios están tomados en todo el país. Además de estudiantes universitarios y secundarios, profesores y rectores, se sumaron a las protestas ecologistas, trabajadores de las minas de cobre, jubilados y hasta servidores de la salud. Acosado por los reclamos, Piñera ya ostenta el peor índice de aprobación de un jefe de gobierno en 40 años y medita una amplia reforma ministerial para intentar revertir la crisis.
“Vimos que podíamos cambiar yendo a las calles, como hicieron otros países”, cuenta Esteban Lagos, 23, secretario-general de la Fech (Federación de los Estudiantes de la Universidad de Chile) y uno de los líderes estudiantiles. “Ahora tenemos la certeza que, además del sistema educacional, podemos influir también en la política”, completa Lagos, estudiante de administración pública. La crisis en el sistema educacional chileno explotó por primera vez en 2006, en lo que quedó conocido como “revolución de los pingüinos” – en referencia al uniforme de los estudiantes secundarios, parecido a los colores del ave.
Además del boom de facultades privadas, la calidad de la educación se viene deteriorando desde los años 80, cuando la dictadura de Augusto Pinochet cambió las reglas y vació la participación del Estado en el sector. Movilizados vía Internet desde el año pasado, los ex-integrantes de la “revolución de los pingüinos”, ahora universitarios, volvieron a las calles.
“Lo que sucedió en Europa y en Oriente Medio nos incentivó bastante, y hoy contamos con el apoyo de organizaciones de Egipto, Francia, España y hasta Hungría”, cuenta Magdalena Paredes, 19, que ayer inspeccionaba la ocupación de la Universidad de Chile, majestuoso edificio del siglo 19 vecino del Palacio La Moneda, sede del gobierno.
A pesar de algunos guiños del gobierno, como el envío de proyectos de ley para el Congreso y la formulación de un paquete de US$ 4 billones para el sector, los estudiantes, aún insatisfechos, siguen con las movilizaciones esta semana. “La crisis no es sólo de este gobierno sino de toda la política”, dijo a Folha Marta Lagos, directora de la ONG
Latinobatómetro. “Hay un cambio de ánimo de la población, que comienza a exigir cambios estructurales”.