Colores en consecuencia

Él estaba sentado frente a mí, su mirada ya no era la misma. A medida que conversábamos me fui dando cuenta que el espacio que nos rodeaba tampoco era igual. Se alcanzó a dar cuenta de lo que sucedía y me dijo en tono dulce y enfático “no estoy quedando ciego, solo es oscuridad”.

Don Juan Larrañaga es un hombre como pocos, consecuente con sus comunistas pensamientos, consecuente con su forma simple de vivir, consecuente con las letras a las cuales transforma en poemas y poesías que relatan historias y momentos inventados y vividos, consecuente como pocos, simplemente consecuente.

Saca su cuaderno y con su cara pegada al papel, buscando entre las sombras las letras que escribe y que dan vida, recita con voz ronca, resuelta y convencida un poema que relata los cantos de un coro, dice que los ciegos ven un coro que les canta que vean, unos sordos un coro que les grita que escuchen, un coro que pide en tonos do y re que las personas que pasan por una calle cualquiera vean, escuchen y sientan, sin embargo todos pasan y los sentidos no despiertan al llamado.

Mi amigo esta casi “a oscuro”, nunca será un ciego, ve mas que muchos de nosotros. Sabe que la vida no ha sido fácil y que ahora se pone más difícil, que un hombre que ve oscuro tiene problemas incluso para caminar en la calle que siempre transitó. Don Juan Larrañaga no ha dejado de ver, solo que ahora todo se está poniendo oscuro y desde la oscuridad y las sombras que comienzan a acompañarle noche y día, se suma al coro pidiendo a prosa limpia que los que nos llamamos videntes, efectivamente veamos.


Dejé a Don Juan en su propia casa, lo llevé en mi auto, para mi un honor ir con él, para él un orgullo que yo, su vieja amiga manejara su propio auto. Nos fuimos conversando y riendo, la vida pasaba en colores y grises a medida que avanzábamos. No me refiero a los colores que todos vemos, estoy hablando de lo que conversábamos, de aquello que no depende de la acuarela sino más bien de la forma de vivir, de los hechos que suceden y que escuchamos por la radio o leemos en los múltiples diarios de papel o digital.

Ahora es de noche, desde mi auto veo la luna en gigante, toda plateada, dulce y misteriosa, ¿qué ve don Juan desde su ventana?. Cierro los ojos y trato de ver en oscuro y descubro los colores del silencio y las verdades. Mi amigo nunca será un ciego, solo verá oscuro.

 

M. Verónica Rodríguez G.

Portal Educativo

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