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Una buena educación preescolar forma niños sociables y con más conocimiento

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Por: Soledad Balduzzi 

 En los primeros años de vida, acciones tan simples como jugar, leerles cuentos o cambiarles los pañales pueden influir en el desarrollo de las habilidades cognitivas y sociales que los niños presenten al entrar al colegio.

El secreto para que los resultados sean positivos radica en la calidad de dicha interacción entre el adulto y el niño que está a su cuidado, ya sea en un jardín infantil o en la casa.

"Es muy importante hablar frecuentemente con el niño, hacer cosas divertidas para los dos, de modo que el pequeño pueda demostrar que le encanta estar con esa persona ", explica Margaret Burchinal, doctora en psicología cuantitativa e investigadora del Instituto de Desarrollo Infantil Frank Porter Graham de la Universidad de North Carolina en Chapel Hill, quien estuvo de visita en nuestro país.

Momentos tales como cuando los niños se paran en fila o los llevan al baño, dice Burchinal, deben ser aprovechados por los educadores para seguir conversándoles. "Por ejemplo, si hay un tema de la semana, les pueden hablar de sus paseos, de las montañas, de las playas", señala Burchinal.

La investigadora lideró una serie de estudios en varios estados de Estados Unidos, entre ellos "Costo, calidad y resultados del niño" (2009), los cuales concluyeron que los preescolares que recibieron una enseñanza de "alta calidad", es decir, basada en una comunicación constante y en un trato cálido por parte de los educadores, conocían más palabras, se llevaron mejor con sus compañeros y presentaron menos problemas de comportamiento.

"También tienen más habilidades de lectura y de matemáticas, por lo tanto los profesores pueden empezar con ellos en un nivel académico más alto", afirma la experta en educación inicial.

Otro aspecto importante es que los jardines infantiles cuenten con suficientes educadores, de modo que puedan interactuar con todos los niños.

En el caso de los pequeños que se quedan en sus casas, la investigadora explica que ellos también pueden desarrollar estas habilidades, siempre y cuando reciban esa enseñanza. Eso sí, aclara que al ingresar al colegio, los niños se pueden sentir asustados en una sala de clases, pero ese miedo no debería persistir.