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Más de seis mil chilenos asisten gratis a la universidad

"El Mercurio" indagó los beneficios totales concedidos por las 62 casas de estudio del país: fuente: emol.com


La norma dice que todo estudiante debe pagar para ir a la universidad; en caso contrario, endeudarse. Pero en el país hay al menos un 2% de alumnos que no pagan por sus estudios superiores. La mayoría de los planteles considera la excelencia académica por sobre la condición económica.  

Por: Camila Carreño y Marisol Olivares

No se trata de pedir un crédito y pagarlo a los años de egresado. Si bien la norma es que en Chile la universidad se paga, al menos 6.584 alumnos están cursando sus estudios superiores totalmente gratis en las universidades chilenas. "El Mercurio" llegó a esta cifra tras investigar el número de becas completas que entregan las 62 casas de estudio del país. La proporción es pequeña si se compara con el total de estudiantes del país- representa menos del 2%- pero la gratuidad existe.

Estas son becas que eximen el total del pago del arancel que entregan las casas de estudios, fundaciones, empresas o el Estado. Esta es la historia de los alumnos que nunca acuden a la tesorería.

La condición básica: excelencia académica

Las universidades entregan becas completas basándose en la excelencia académica y no necesariamente en la condición socieconómica. Existen universidades, sin embargo, que consideran preferentemente a aquellos alumnos que tienen dificultades para pagar.

La oferta de becas que cubre el 100% de arancel es diversa. La mayoría de los planteles de educación superior conceden las "becas al honor", que son para los más altos puntajes de ingreso. Sólo algunas entregan cobertura a aquellos alumnos que presentan problemas socioeconómicos y buenas notas de enseñanza media. Otras, como las de iglesia y empresas, son solamente para estudiantes de bajos recursos.

Las "Becas Valech" son el único beneficio estatal que paga todos los estudios. Se aplica sólo a aquellos que figuran en el Informe Valech o a los familiares a quienes las transfieran.

Puente Alto y Vitacura

Una alumna llegó a matricularse a Odontología en la UDP con una ponderación de 650 puntos en la PSU. Su puntaje no alcanzaba para una institución tradicional, pero por sus notas de enseñanza media tenía la Beca de Excelencia Académica del Mineduc. En estos casos, la Universidad Diego Portales (UDP) entrega la beca de excelencia al mérito.

La familia de la estudiante reunió el costo de la matrícula en su barrio en la comuna de Puente Alto. Vecinos y tíos donaron el medio millón de pesos que costaba a cambio de la promesa de tratamientos dentales gratuitos que llegarían en el futuro. Pero la beca de la UDP también contemplaba el pago de la matrícula. La estudiante y su hermana, al recibir la noticia frente a la caja, no pudieron contener las lágrimas y volvieron a su casa con el fajo de billetes bajo el brazo.

Al otro extremo social se encuentra Valentina Cánepa, quien egresó del Craighouse, es hija de ingenieros comerciales y ponderó 735 puntos. Aunque su puntaje le permitía entrar a cualquier universidad, optó por la Adolfo Ibáñez ( UAI), que la becó en un 50% por ser hija de un académico y 50% por su puntaje.

Eligió la UAI por la malla de estudio, los docentes y los convenios con universidades internacionales. "La beca no fue decisiva, pero aunque mis papás me puedan pagar la universidad, es bueno sentir que tampoco eres una carga", dice.

¿Y qué dicen los expertos?

En un universo de 500 mil alumnos, donde el 70% es la primera generación en ir a la universidad, ¿qué significa que más de 6 mil alumnos estudien gratis?

Para el experto José Joaquín Brunner, "Chile no posee aún un esquema desarrollado de becas para cubrir el costo de los aranceles. Durante los próximos años, por razones de mérito y de equidad, habría que aumentar especialmente las "becas completas" para alumnos pertenecientes a los dos quintiles de menores ingresos".

Brunner propone que estas becas sean financiadas principalmente por el Estado y, en menor número, por privados que recibirían incentivos, como rebajas tributarias. "Por razones de equidad deberían favorecer al comienzo a los alumnos que se inscriban en carreras técnicas y luego extenderlo al universitario", dice.

Patricia Matte, presidenta de la Red de Colegios Sociedad de Instrucción y Primaria, señala que las becas "llegan tarde". La gente más pobre no puede acceder a éstas, dice, porque el puntaje PSU no les permite ni siquiera postular a la universidad. "Antes de invertir en el nivel superior se debe hacer en el escolar. Hay alumnos con excelentes notas, que no alcanzan los 450 puntos en la PSU, ésa es la verdadera segmentación".(...) "A los alumnos de bajos recursos que entran con beca, deberían hacerles un seguimiento: no se trata sólo de no pagar, se trata de mantenerse en la universidad con las herramientas que se entregaron en el ciclo anterior", señala.
 Los rostros tras las becasTestimonios:

Dangelo Luna vive en Viña del Mar. Para él la opción para seguir sus estudios siempre estuvo clara: la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV). Y los 712 puntos que sacó en la PSU abrieron el camino para dar el mismo paso que antes dio su hermano: ganar la beca 100% que da el plantel para estudiantes de bajos recursos. Él asegura que, si no hubiese sido por el beneficio, estudiar para ellos habría sido un problema. Ahora, en cambio, está en quinto año de Historia, es ayudante, su promedio le permite seguir estudios de posgrado y trabaja como empaquetador de supermercado, porque todos los hermanos, aunque estudien, deben ayudar en la casa.

En la misma institución estudia Catherina Cisternas (23); para ella estudiar sin beca no era opción. Con el sueldo mínimo de sus papás, un trabajador agrícola y una empleada doméstica, el dinero no hubiese alcanzado para costear los seis años que dura Ingeniería Civil Industrial. Gracias a la Beca Bicentenario, que obtuvo por sus 712 puntos, comenzará su último año de carrera. Cada día viaja desde Quillota durante una hora y media para llegar a Valparaíso, pero el esfuerzo vale la pena. "Soy la primera de mi familia en estudiar en la universidad", dice.

En Santiago vive Andrea Raimann, quien acaba de matricularse en Medicina de la UDP. Como su papá está cesante, durante todo el Cuarto Medio su objetivo fue jugársela para ganarse la "Beca al Mérito" que le paga toda la carrera. Y se la dieron. Ella está segura de que, si no fuera por esa beca, no podría llegar ser médico. También va a ser la primera profesional en su familia.

El caso de Lucía es similar. Ella también quería estudiar Medicina, pero los 725 puntos ponderados no le alcanzaron para una tradicional, que era su única opción. Su mamá, que trabaja como nana, y su papá como nochero, la alentaron para que se matriculara en Obstetricia en la USACh. Dos becas, una estatal y otra de la universidad, le cubren la totalidad del arancel.

Distinto es el caso de Pilar Alessandri, egresada del Colegio Huelén, en Vitacura. Sacó puntaje nacional en la prueba de Ciencias y eligió la U. de Los Andes. Aunque su situación económica es buena, tiene cuatro hermanos y para ella ser el "arancel más caro de la familia" no dejaba de ser una carga. Por eso su puntaje nacional le permitió negociar: la PUC le ofreció un 50% de rebaja para que se fuera a estudiar allá y con esa carta llegó a Los Andes. Al poco tiempo le dieron una beca que la liberó del arancel.

Un caso aparte es el de Alejandro Fuentes, para quien estudiar era un tema pendiente en su vida.

Él tiene cuatro hijos, 52 años, y no tenía ni 20 cuando fue detenido por agentes de la DINA y la carrera técnica que cursaba por esos días quedó suspendida. El beneficio de la Comisión Valech ha sido para Fuentes una oportunidad con la que no contaba y, al igual que otros 1.150 ex presos políticos, se matriculó en la UNIACC para seguir sus estudios. Este año egresa de Comercial.

Pero no todo es fácil: en la PUC prefieren no dar información sobre los alumnos de bajos recursos que estudian gratis, pues intentan evitar que puedan ser "molestados" o discriminados por sus mismos compañeros.