Documentos de interés

La vuelta al mundo en 80 escuelas

www.emol.com

Chile
    
Investigadores viajaron por el mundo registrando experiencia de escuelas públicas primarias y secundarias.

Por KARIM GÁLVEZ. Fotografías: GENTILEZA PROYECTO OCHENTA ESCUELAS

Diciembre de 2006. Ellos tenían un sueño: viajar. Pero no querían que su viaje fuera una mera travesía turística, sino que tuviera un sentido. Hasta que lo encontraron. Era diciembre de 2006, cuando el sicólogo Octavio Lizama (31) le propuso a Consuelo del Canto (26), socióloga, el ambicioso proyecto: dar la vuelta al mundo en 80 escuelas.

Ambos habían trabajado antes en el área educacional, ella en Infocap y la Fundación Súmate, y él en el departamento de políticas públicas de la Universidad Católica.

A poco andar se les sumó la historiadora Mónica Bombal (29), quien tenía además la experiencia de haber pasado cinco años por la Sociedad de Instrucción Primaria.

En este viaje no habría lindas fotos de paisajes, sino más que nada salas de clases, pizarrones, libros, fachadas de escuelas, y muchos rostros de alumnos y profesores. Profesores que serían los protagonistas, una voz que hasta ahora no han rescatado los estudios educacionales. "No hemos visto reformas lideradas por profesores, sino al contrario; ellos son los que suelen ejecutar las políticas ideadas por economistas, sociólogos o sicólogos", dicen los investigadores.

Querían llegar a los mejores maestros para saber qué se está haciendo bien y cómo ello puede aportar a los chilenos y latinoamericanos. Jamás buscando recetas, sino experiencias inspiradoras. Por eso visitaron países parecidos al nuestro, en vías de desarrollo, y "no las realidades de Francia o Estados Unidos, que ya son conocidas".

Con la ayuda de datos de conocidos, y sobre todo de internet, definieron los 80 colegios públicos primarios y secundarios que cumplían con los criterios previamente definidos: ser escuelas con buenos resultados académicos, con alguna innovación atractiva, reconocidos por la comunidad, resilientes. Sólo entonces hicieron sus maletas.

LA TRAVESÍA SE INICIA

Los primeros ocho meses de viaje transcurrieron entre Senegal, Mali, Ghana, Sudáfrica, Swazilandia, Mozambique, Zambia, Malawi, Tanzania, Kenia, Siria, Jordania, Israel, Egipto y Turquía.

En la ciudad senegalesa de Dakar realizaron la primera entrevista, siguiendo una rutina que se repetiría en más de 40 países: llegarían al colegio, se entrevistarían con el director y luego con un profesor, quien, a su vez, contaría acerca de su propia historia como estudiante y pedagogo así como detalles de sus experiencias en las aulas.

En África vieron cómo los patios escolares pueden ser verdaderos murales artísticos con tablas de multiplicar o sistemas digestivos humanos, o también transformarse repentinamente en centros de manifestaciones políticas. Como en Kenia, por ejemplo, donde les tocó visitar una escuelita con muy buenos resultados académicos, pese a las condiciones adversas de pobreza en que estaba ubicada, en el barrio de Kibera, en las afueras de Nairobi. "Era el período más álgido de elecciones, en que los partidos políticos se definen según etnias. Justo estábamos en la escuela cuando de repente el colegio se convirtió en un centro cívico, y la gente comenzó a reunirse para salir a protestar", recuerdan.

Vieron los enormes esfuerzos que realizan los profesores por lograr la integración de las tribus y enseñar la educación de élite que heredaron de los ingleses - muchos de estos países son ex colonias- a la mayor cantidad de niños, muchos de ellos con poca base educativa. Sólo en Sudáfrica tienen 11 lenguas oficiales. En Cape Town, por ejemplo, visitaron una escuela de clase media con estudiantes blancos y negros que les dio una lección de integración. "Los profesores nos contaron que cuando les pedían a los niños que describieran a sus compañeros, ninguno hablaba del niño blanco o negro, porque para ellos ésas simplemente no son categorías como ser simpático o pesado, alto o bajo. No ven los colores como nosotros los adultos, nos dijeron", comentan.

En febrero de 2008 llegaron a Europa del Este: Bulgaria, Rumania, República Checa, Serbia, Montenegro, Croacia, Hungría, Eslovaquia, Polonia, Latvia, Lituania, Estonia, culminando en Rusia.

Son sociedades que están cambiando velozmente y eso se refleja en la educación. "Les ha quedado mucho el tema de la disciplina, que era propia del sistema anterior. Dentro de la sala de clase hay un silencio sepulcral mientras el profesor dicta su cátedra, pero a la vez se da un fenómeno interesante: pese a esta disciplina uno ve, por ejemplo, que está completamente obsoleto el uso del uniforme y son capaces de educar a alumnos muy opinantes y participativos".

Les sorprendió cómo las escuelas conjugan la heterogeneidad de los estudiantes en su presentación personal - no es raro ver a los jóvenes con los pelos pintados de colores, vestidos muy informalmente- con una disciplina de rigor al interior de la sala. "Este fenómeno se nota fuertemente en Rusia, por ejemplo, en la escuela en San Petersburgo que conocimos, donde aún hay gran conciencia de la autoridad".

PEQUEÑO EMPERADOR

Junio: aterrizaje en China. En Guangzhou una profesora les graficó con precisión la otra revolución cultural que la educación ha enfrentado en la última década: la de los pequeños emperadores. Niños que asisten de ocho de la mañana a ocho de la noche a clases, sometidos a una competencia feroz por obtener un cupo en la secundaria o la universidad. "Conocimos un profesor de física que se sorprendió cuando le preguntamos cuál era su horario de trabajo. Trabajo todos los días de la semana, a toda hora, trabajo siempre mientras esté despierto, nos dijo", cuentan los investigadores.

Todo esto ha sucedido desde que en China se instauró la política gubernamental del "one child" (un niño) por familia, lo que se ha traducido en que ese hijo o hija se ha vuelto en la gran esperanza de sus padres. Por eso lo malcrían con tal no sólo de que estudie, sino que sea el mejor. Así han surgido estos pequeños emperadores, que gozan de un enorme poder. "Es una cultura de evaluación muy fuerte; entonces los niños están presionados desde muy chicos, con una tensión difícil de conjugar".

¿Dónde vieron esperanza? Cuando visitaron el mundo rural, y observaron cómo los abuelos se han hecho cargo de los nietos, mientras los padres trabajan en la gran ciudad. "Quizás ahí está el futuro para que China fusione su tradición milenaria con el desafío de ser el gran referente mundial".

TÍBET, CON VISIÓN DE PAÍS

Desde China pasaron a Sri Lanka y a India, donde conocieron la experiencia de los tibetanos exiliados en ese país. Les sorprendió la labor de las escuelas, que a la vez funcionan como verdaderos hogares. Estas escuelas han nacido en los últimos 50 años desde que el Dalai Lama cruzó los Himalaya en busca de libertad. Cada año, decenas de niños realizan esa misma travesía buscando un futuro mejor. Muchos llegan huérfanos y son recibidos en estas escuelas–internados que no sólo se hacen cargo de su educación, sino también de darles una familia, alojándolos junto a sus nuevos compañeros y a cargo de una madre tibetana adoptiva. "Hay una idea de conformar una identidad de país en el exilio, donde a los niños se les otorga apoyo emocional sin descuidar lo educativo. Aquí vimos, quizás, las mejores bibliotecas de la zona".

Muchos de esos profesores han tenido historias similares y por eso sienten que deben retribuir lo que recibieron: "Recordamos a un profesor que había cruzado los Himalaya con su padre y hermanos; uno de ellos había muerto en esta travesía, y al llegar a la India su padre había tenido que separarlo de sus otros hermanos porque no había cupo en la misma escuela. Uno de sus profesores se convirtió en su segundo padre, y con el tiempo sintió que él también debía convertirse en maestro. Y su caso no es aislado", comenta Mónica Bombal.

Luego del Tíbet se adentraron en la diversidad de la India, donde les tocó ver desde la precariedad de un colegio primario en Bombay hasta el mejor colegio secundario de Calcuta, pero en todos, sin excepción, convivían en total armonía culturas tan disímiles como la hinduista - con su infinito panteón de dioses- , la musulmana y la cristiana. "En la diversidad basan sus cimientos, y eso se asume como parte de la nación. Por eso, ni la escuela ni el profesor poseen discursos religiosos o políticos. Los valores universales son los que cruzan toda la sociedad".

Septiembre de 2008. El último tramo del viaje contempló paradas en Singapur, Indonesia, Malasia, Tailandia, Camboya, Laos, Vietnam, Myanmar y Nepal.

"Uno imagina que el mejor colegio de Singapur tenga una infraestructura espectacular, pero no que eso suceda en todos los colegios", dice Consuelo del Canto al recordar este país del sudeste asiático.

Allí visitaron al colegio que enorgullece a la nación: el North Light, un colegio técnico en que cada especialidad posee varios metros cuadrados a su servicio: piezas piloto para los alumnos de hotelería, supermercado para los que estudian retail, un restaurant con servicio de delivery para los futuros gastrónomos. "Tienen altos niveles de exigencia, pero resuelven bien el conflicto de cómo ser profesor exigente y, al mismo tiempo, cercano".

En noviembre de 2008 completaron las 80 entrevistas y volvieron a Chile a iniciar una nueva etapa. Hoy están en el período de transcribir sus entrevistas y buscar financiamiento para editar un gran libro que reúna las mejores experiencias educativas que registraron, para que sea leído no sólo por los profesores, sino también por el público en general, además de desarrollar una investigación académica que proponga políticas educativas que refresquen el debate educacional chileno. Porque después de viajar durante un año y nueve meses, si hay algo claro que tienen estos investigadores es que los chilenos no pueden seguir mirándose el ombligo. Hay un mundo allá afuera.

Karim Gálvez.