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Paulina es directora de una escuela en Guayaquil, en ella el ruido ambiente da la sensación de estar en un patio de comidas en medio de la hora de almuerzo; no hay descanso ni aislación posible, la escuela no tiene vidrios en ninguna ventana, condición que  sólo intensifica la sensación de pobreza profunda que genera recorrer sus salas. Sin embargo, en medio de ese espacio desgarradoramente pobre, surge un espacio distinto: el que construye Paulina. Un espacio que supera las dificultades y que permite que  quienes la visitamos vivamos una experiencia inédita: la vivencia de estar en un espacio calmo, en que es posible conversar sin apuro y donde existe la convicción de que es posible un futuro mejor para sus estudiantes y que todos aprendan. Un lugar donde la pasión y el profesionalismo están al servicio de los niños y niñas de la escuela, pues tal como uno de ellos comenta: "somos la esperanza para Ecuador de que todos nos pongamos de pie".

 

El milagro del que hablo lo genera una directora impresionante. Su pasión, su convicción y su determinación por no dejarse ganar por la desesperanza, la convierte en una líder que acoge con energía el proyecto "Más tecnología" de la Fundación E-dúcate en su escuela. El proyecto le permite concretar su esfuerzo por llevar a sus niños la posibilidad de educación de calidad. Así, en esa escuela pobre, tan pobre que en Chile hubiera sido multada y clausurada, hoy niños y niñas ecuatorianas aprenden a desplegar sus alas y, a través de un programa de calidad, cuyo foco es dar las oportunidades para que todos y todas tengan un espacio y logren aprender con la ayuda de un efectivo software.

 

Juan, presidente del centro de padres, mira este milagro. Él es vendedor de fruta fresca a la salida de la escuela, camina horas vendiendo ahí y en otros lados y, cada vez que toma un respiro para seguir trabajando, recuerda a sus hijos aprendiendo y tiene la convicción de que este lugar pobre y bullicioso, está permitiendo que un sueño grande pueda ser posible: que sus hijos vayan a la universidad, pues podrán lograr superar las pruebas de ingreso y así llegar a la universidad pública y gratuita. Juan decidió asumir el desafío de ser el presidente del centro de padres de esta escuela porque sabe que en ella sí hay una oportunidad y él quiere participar y colaborar para que sea posible.

 

Iván es un emprendedor, un profesional ecuatoriano potente y altamente calificado que, siendo estudiante de post grado en Boston, soñó con un país mejor y más justo y ha perseverado dando vida junto a otros de la Fundacion E-dúcate. Ha logrado algo difícil: que el sueño acariciado a la distancia, hoy sea un proyecto en 600 escuelas en Guayaquil, que ha contribuido a devolver la esperanza a un número no despreciable de familias, de profesores y, por supuesto, de estudiantes. A través de la apuesta de la Fundación, niños y niñas acceden a una plataforma que, respetando sus ritmos de aprendizaje, les permite avanzar y consolidar lo que saben de un modo entretenido y amable. Iván y su equipo conversan con las autoridades y han logrado que, independiente de consideraciones partidistas, ellas coincidan en que en este espacio se concreta lo que quieren para Ecuador: un país más justo.

 

El alcalde de Guayaquil apuesta por la educación. A pesar que en la legislación ecuatoriana la educación no es responsabilidad municipal, él se la juega y suma esfuerzos para hacer de su ciudad una ciudad pujante: con espacios públicos magníficos al alcance de todos y sin contaminación visual, una ciudad que genera condiciones para la equidad en un esfuerzo que se inicia en el  jardín infantil y que continúa a lo largo de la vida de cada niño y niña.

 

El presidente Rafael Correa lidera una reforma educacional impresionante que implica un cambio en términos curriculares, de sistemas de evaluación, de política docente y de administración del sistema. Es un esfuerzo de largo aliento, hay mucho por hacer, pero hasta ahora perseveran en su esfuerzo. El alcalde de Guayaquil y el presidente Correa son adversarios políticos; sin embargo, los esfuerzos que ellos están haciendo, la presencia de iniciativas como E-dúcate, de Paulina, Juan y de docentes comprometidos y que reciben apoyo, permiten sentir que la escuela Perla del Pacífico hace de su nombre su misión. Esta suma de condiciones nos permite confirmar que, dentro de un envoltorio pobre y monetizado con el entorno, se está gestando una experiencia digna de conocerse en toda la región. La "Revolución ciudadana", como dicen los afiches en las calles de Guayaquil, definitivamente está en marcha.

 

Revolución porque es un cambio potente, radical, que no tiene medias tintas. Ciudadana porque no pertenece a nadie en particular sino a cada uno, es un cambio de sistema que sólo toma cuerpo a través de la participación de todos los actores involucrados. Sumar a todos considerando las diferencias. Sin duda, tenemos mucho que aprender.